Con Invisible Desert, Rubén Alonso (FAX) y Rodo Ibarra buscaban dar continuidad a Black Echo, aquel primer EP firmado por ambos y publicado por el sello Fallen Moon Recordings. Pero mientras lo confeccionaban, sintieron que algo le hacía falta a esa nueva colección de tracks para sentirla como la evolución del proyecto. Fue entonces que pensaron en invitar a la productora, violista y cantante Kathia Rudametkin, quien se encargó de que todo cobrara un nuevo rumbo mientras se permitía sumar a cada canción del disco los sonidos que había imaginado desde la primera escucha.
Rubén compara el ejercicio de composición de Invisible Desert con haber creado música de cámara. “Fue como crear una sinfonía sin saber de música. Rodo y yo somos autodidactas, y el input de Kathia como violista formal le vino a dar el toque que necesitábamos para crear un disco más acertado”. O como lo plantea Rodo, hizo que todo terminara de amalgamar.
Cuenta Kathia que desde que tocaron juntos por primera vez, en Mexicali a principios de este 2022, se dio cuenta de que combinar sus sonidos resultaba tan intuitivo y fluido, que ella se sentía en total libertad.
“Fax y Rodo aportan una base muy sólida en la que puedo viajar a través de los sonidos. Me encanta jugar y experimentar con texturas, y creo que eso es lo que nos une al momento de crear música juntos”.
Podemos imaginar que las colaboraciones más interesantes surgen del encuentro de visiones y procesos aparentemente alejados entre sí. ¿Qué les atrae a cada unx de la idea de colaborar con alguien más? Aquí me refiero a su idea personal sobre el acto de colaborar con otrxs artistas.
Alonso: Colaborar es un ejercicio de gran aprendizaje como músico. Me reta a ponerme a la altura de tan grandes artistas. Puedo hacer y tocar cosas que comúnmente no hago como FAX. Es un poco volver a tocar en grupos, aunque no tenga que ser necesariamente presencial, dada la distancia y otros factores.
Ibarra: Para mí esto es parte del proceso creativo y una forma de dialogar sin la limitante de la palabra hablada sobre todo cuando se trata de improvisar. Tuvo mucho que ver la confianza que les tengo tanto a los procesos creativos y el trabajo de Kathia y Rubén.
Rudametkin: Precisamente esa aparente lejanía en visiones y procesos es lo que más me llama la atención. Al final, me doy cuenta de que no estamos alejados en lo absoluto. Es solo cuestión de descubrir en el resultado final, al unir todos los sonidos, que cada elemento agregado por cada uno es complemento del otro. Se amolda, se adapta. Y el sonido se transforma de acuerdo al ambiente en el que se ha de escuchar. Es música viva.
Diría que Invisible Desert tiene cualidades muy cinemáticas, como si se tratara de una especie de banda sonora de algo que inicia en un desierto, digamos, familiar, pero que luego va siento habitado o tomado por entidades menos… terrenales. Algo me dice que no fue fortuito o azaroso que llegaran a ese territorio narrativo que a veces roza con lo sci-fi y, de pronto, con lo sobrenatural. ¿Hubo algún tipo de referencia visual, literaria o estética cuando se dispusieron a iniciar colaboración? ¿O de dónde puede provenir esa cualidad plástica y narrativa del álbum? ¿Cómo la invocaron?
Alonso: Es parte de los demonios internos que tenemos.
Rudametkin: Simplemente me dejé llevar por mi intuición. La referencia fue visual, a partir de lo que escuché en la música que ellos crearon. Suelo imaginar escenarios al momento de escuchar, y de este escenario me baso en crear mi parte. También enfoco mi oído en las frecuencias que no están presentes en primer plano, sino en las que viajan rápidamente y que me dirigen hacia una melodía que interpreto a mi manera.
Ibarra: El nombre de Invisible Desert, aparte de hacer alusión al lugar donde vivo, tomó inspiración de una acuarela de William Blake titulada Behemoth and Leviathan, que es parte de las ilustraciones del libro de Job que hizo Blake. Leviathan vive en el abismo del océano y Behemoth, en un desierto invisible. Las dos bestias, denominadas "chaos monsters", son opuestas, pero se complementan entre ellas mismas. En otras leyendas son descritas en batalla al principio de la tierra y en otras como en la batalla del día del juicio final. Este disco está dedicado a Behemoth y el desierto que habita. Creo que tanto lo sonoro como lo visual influyen en la generación de sonidos. Las ideas en Invisible Desert empezaron como algo sonoro, pero al trabajarlas se convirtieron en algo que visualmente va cambiando hasta terminarlo. Algo que me gusta de muchos discos es la manera en que con cada escucha va cambiando lo que visualizas y vas prestando atención a diferentes momentos y sonidos dependiendo en dónde estás mental y/o físicamente. Creo que en Invisible Desert nos acercamos a esa idea.
Me intriga su alusión al desierto en el nombre del álbum. Me dejé llevar por la obviedad antes de escuchar el material, y pensé que iba a ser un álbum cruzado por paisajes descarnados, por la aridez o por lo inhóspito, y me encontré más con un territorio solitario, sí (árido solo en breves momentos), pero que invita más a la contemplación, al viaje interior. Este último rasgo es uno de los simbolismos del desierto. ¿Qué rasgos del desierto estaban buscando explorar?
Ibarra: Por mi parte, el desierto hace alusión a un proceso de introspección; el conocernos a nosotrxs mismxs. No por ser desolado significa que no haya movimiento. Esa contemplación está llena de altos y bajos, quietud y caos que intentamos resolver momentáneamente.
Rudametkin: Al pensar en un desierto, nos imaginamos un territorio solitario, árido, pero la realidad es que está lleno de vida en los lugares donde menos lo imaginamos. Debajo de la tierra, durante la noche… es un terreno lleno de misterios y eventos que tal vez nunca nos enteremos. Para mí, el desierto es un lugar que nos invita a imaginar, explorar, escuchar nuestro interior, nuestros pensamientos y sentir el silencio.
Jesús Pacheco V. (@peach_melba)
Abril, 2022
credits
released April 1, 2022
Alonso x Ibarra x Rudametkin | Invisible Desert (FE005)
Produced, composed and recorded by Alonso x Ibarra.
Mixed and mastered at Facsimile Sound. Mexicali, Mexico.
Rubén Alonso Tamayo: Electronics, analog and digital synthesizers.
Rodolfo Ibarra: Electronics, electric guitar, turntable, objects, voices.
Viola arrangements by Kathia Rudametkin. Written and recorded
by Rudametkin in Ensenada, Mexico.
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